Esta sangre que nos une,
que nos abraza y calienta,
que nos hierve y que nos calma,
que hace iguales a los abuelos, padres e hijos,
esta sangre que oxigena
cada célula del cuerpo
y que bombea desde el corazón
con un latido que se siente como fuego
y se escucha como un ciclo
de un repetido «te amo»,
que llega al infinito
y lleva al alma a su destino,
que entrenó en toda una vida,
guiando al cuerpo que aquí queda.
Es la sangre con la que me abraza mi madre,
que ya no vive conmigo;
es la sangre con la que abrazo a mi hijo,
cuando parece que estamos
en distintos lugares;
es la sangre que me regalaron
los más viejos que estuvieron
antes de mí haciendo vida
para que yo tuviera la mía
y con la que yo doy
mi existencia a los que siguen.
Es la sangre toda roja,
toda llena de pasión,
que me recuerda el calor
del cual yo vengo
y el cual yo soy.
👏👏👏👏